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Lo que implica autopublicar un libro

Artículo publicado en 2016 y revisado en 2023

Antes de elegir una vía de publicación, conviene valorar las diversas posibilidades, nuestras metas y perspectivas.

Autopublicar (self-publishing), término más preciso que autoeditar, consiste en que el creador de un texto es también quien determina cuándo publicarlo y asume tanto la inversión para su publicación como la responsabilidad sobre la profesionalidad del producto. Por este camino, en teoría no se ceden los derechos de la obra, salvo algunos contratos de compañías intermediarias o librerías digitales.

Dibujo de un libro azul junto a un engranaje, que puede simbolizar aprender sobre publicar un libro en general o autopublicar

Varias formas de autopublicar

En función de quién propone y toma las decisiones sobre cada una de las fases del proceso de publicación, se pueden distinguir de manera orientativa diversos niveles o modalidades de autopublicación:

  1. Delegar las diversas etapas (corrección, cubierta, producción, distribución...) en compañías de autopublicación, edición asistida o por encargo (subsidy publishing) con un contrato mediante, supuestamente sin cederles ningún derecho de autor y a cambio de más dinero que si coordina uno mismo el proceso. Es conveniente saber separar las buenas empresas de las de autopublicación encubierta y las cuestionables (analícense el precio por libro, regalías, exclusividad, reputación). Podrían optar por esta vía quienes buscan únicamente tener en papel unos cuantos ejemplares de una obra para un pequeño círculo de personas a quienes vendérselo (gratis suelen dar pocos u ofrecen algunos con descuento para los contactos del autor).
  2. Trabajar con un consultor editorial para que plantee opciones para publicar y sugiera profesionales para los servicios editoriales que el escritor solicite. Se puede ir más allá y que esa persona u otra realice tareas de coordinación editorial de lo que se vaya a publicar.
  3. El autor dirige cada paso y tiene pleno control sobre el resultado, por lo que se necesita tiempo, esfuerzo y disposición a escuchar. En primer lugar, el escritor deberá renunciar a horas para escribir (algunos autores consagrados piensan que no les compensa: coste de oportunidad); aunque si uno quiere publicar por la vía tradicional también hay que reservar un tiempo para buscar agente y editor. Este do it yourself no implica que el escritor lo haga todo, ya que habrán de aceptarse las limitaciones en la ejecución de algunos cometidos. El creador del texto encargará a un especialista o a una compañía de servicios editoriales todo aquello de lo que no sepa, no pueda aprender o no quiera hacer. Que un inexperto en este sector dirija la vida de un libro presupone un riesgo mayor, claro. Ya que rara vez el autor lo hace todo, algunos creen que el prefijo "auto" en autopublicar es impreciso y mejorable, pues no refleja la labor de equipo que suele ser en realidad.

Algunos consideran cualquier autopublicación vanity publishing, otros solo el primero de los tipos y unos cuantos en concreto a la autopublicación encubierta.

¿Cuánto cuesta autopublicar?

En cuanto a dinero, para autopublicar se deberá dedicar en torno al sueldo de un mes. Como sabemos, un salario puede situarse en un rango bastante amplio por varios factores. De igual forma, no será lo mismo pagar por la corrección, portada y creación del ebook que sumar también el trabajo de un editor del contenido, un experto en marketing, un narrador para el audiolibro o un traductor. Además, las tarifas de cada profesional varían.

Tengamos en cuenta que caro o barato no significa necesariamente mejor ni peor, aunque casi siempre compensa invertir más para lograr un resultado digno. Dependerá, pero 30 dólares no son suficientes. Habrá quien aparte unos 500 o 1 000 euros para autopublicar, habrá quien considere necesarios en torno a 3 000, 5 000 o más, en total. Si no estimamos adecuado usar nuestro dinero, podemos poner en marcha una campaña de financiación.

Cuantos menos intermediarios y mejor tarifa del lugar de venta más porcentaje de beneficio en cada texto se llevará el escritor. Lo habitual es que la porción sea mayor que en la publicación tradicional, pero dependerá de cómo se autopublique.

Hoy es irrefutable que a través de la autopublicación se puede llegar a muchos lectores y ganar dinero, algunos (muy pocos) incluso el suficiente para vivir de la escritura. Ahora bien, cuidado con las falsas esperanzas. Habrá que ser realistas. No existen todavía muchos informes sobre ventas de libros autopublicados, y menos en el ámbito hispanohablante, pero sabemos que mientras hay contados títulos que venden cientos de miles de copias, muchos no pasan de las 10 al mes o sencillamente no venden.

Antes de autopublicar un libro

Conviene analizar la obra. Desde un punto de vista comercial, depende de nosotros estudiar si hay demanda de nuestro texto. Calibremos las expectativas y los desembolsos. Los experimentos y riesgos están bien siempre y cuando seamos conscientes de que lo son y nos los podamos permitir. En cuanto al texto, si algo nos dice que ciertas partes fallan, no deberíamos iniciar el proceso de publicación (You can't edit your reputation, * ). Cuando creamos que vale y otros también (beta readers, informe de lectura y/o editor), vayamos allá.

Sería ideal trazar un plan aproximado de publicación con las diversas etapas, las tiendas y sitios web en los que estará disponible y cálculos varios de regalías y previsión de ventas. Estudiar los gastos e ingresos permitirá determinar los precios más apropiados y saber con qué cifra se podrán cubrir costes y empezar a ganar, si ese es el objetivo (no parece menos relevante la calidad de la interacción con lectores y colegas). Descartemos la familia y amigos como nuestro público, ya que aunque ellos seguramente nos apoyarán, por ejemplo haciéndonos publicidad, hemos de hallar nuestra audiencia fuera de ese círculo. Deberemos tener presente el customer journey de quien compra en librerías físicas y digitales.

No basemos nuestro plan para autopublicar solo en datos que no podemos contrastar (supuestos superventas, críticas irreales), no nos dejemos llevar por modas que a lo mejor ya han pasado cuando publiquemos, no renunciemos a nuestro trabajo hasta que se obtengan como escritor ingresos substanciales relativamente estables. Cada caso es distinto y la competencia crece cada día. Por cierto, antes de seguir consejos de otros autores de repercusión en un subgénero, parece razonable leer algo suyo y recomendable el escepticismo ante cifras, testimonios y absolutos.

Para el formato de libro, ha de averiguarse cuál prefieren los lectores a los que nos dirigimos y lo que es más habitual en ese género literario. Podemos publicar un ebook y/o una versión en papel. En general para la impresión aconsejaría esperar, sobre todo para los textos menos rígidos (aquellos que no son manuales). Se seleccione un tipo o ambos, la contratación del editor y corrector solo tendrá que hacerse una vez (si así se lo indicamos y pagamos al especialista, puede darnos a la vez la portada para digital e impresión). Aunque con un público potencial más reducido en español, las obras también pueden difundirse como audiolibro. Algunos contenidos funcionan bien como aplicación para dispositivos móviles.

Lo bueno de lo digital es que se puede cambiar y actualizar algo (gazapo) en poco tiempo y sin elevados costes. Sepamos que los retailers, agregadores y plataformas de suscripción por lo general no cobran por subir un libro electrónico, pero sí se quedan con un porcentaje en cada venta que se produzca, entre un 20 % y un 60 %. Estos, por cierto, normalmente incluyen en sus diversas secciones todos los manuscritos independientemente de su tipo de publicación, mezclados. Sí acostumbran a tener un apartado desde el que acceder a las obras autopublicadas o indies, para quien le interese.

Por otro lado, cuando producimos en papel, que se venda en una tienda física requerirá trabajo extra por nuestra parte, como encargar la distribución o contactar con las librerías, además de la capacidad para afrontar los correspondientes costes. Ya existe alguna librería especializada en alquilar espacio de sus estantes a escritores autopublicados.

>> How to connect with bookshops - Advice from a former bookseller

En lo que se refiere a bibliotecas, con el tiempo tal vez será más sencillo que estas piensen en incluir en su catálogo trabajos autopublicados. Los bibliotecarios andan escasos de presupuesto y minutos para elegir títulos. Algunas tiendas digitales se están asociando con plataformas intermediarias entre usuarios y bibliotecas (como Draft2Digital con OverDrive) o también se están poniendo en marcha iniciativas como Indie Author Project, que conecta autores de ebooks autopublicados y bibliotecas.

Por su parte, algunas ferias de libros han creado una sección para los escritores autopublicados, una Zona del Autor como la de Liber, Frankfurt, Londres o Nueva York.

Si sabemos que nuestro género tiene seguidores digitales en otro idioma con mejor mercado y nos lo permite el presupuesto, pensemos en encargar a un profesional traducir el texto a esa lengua y que esté en las dos desde la publicación.

Asumamos que si divulgamos un libro por nuestra cuenta, una editorial tradicional no podrá publicar sus primeros derechos en ese formato, lo cual implica que ese texto en particular en principio solo será de su interés en contadas circunstancias, aunque sí podrían ofrecernos un contrato para otros formatos o siguientes creaciones, tal y como está pasando con autores de cierto éxito.

>> What is previously published

Muchos autopublican su obra bajo el nombre de una editorial (imprint name) que emplean exclusivamente para sus libros, intentando dar un toque de profesionalidad. Se recomienda que su denominación no sea nuestro nombre y apellidos y a poder ser que tenga cierta relación con el tipo de creaciones que se escriben. Generalmente a la expresión le sigue o precede una palabra como Libros, Books, Ediciones, Publicaciones, Publishing, Press... Podríamos registrarlo como marca, pero es costoso y creo que formalmente innecesario, así que quizá mejor quedémonos con la cautela de investigar si ya está registrado, dentro del mismo sector, en nuestro país o como marca internacional.

Las desventajas de autopublicar

Debemos saber que las obras autopublicadas tienen un estigma, sobre todo las de ficción. Desde los orígenes de los ebooks se han subido documentos pobres en uno o más sentidos y, por ello, algunos han llegado a la conclusión de que todo lo publicado por editoriales es de calidad aceptable pero cuestionable si lo coordina solo el escritor. "¿Es autopublicado? Por algo será que no lo han querido en una editorial". Esa connotación negativa todavía persiste, si bien en menor medida, y pasarán años hasta que desaparezca (si sucede).

A esto hay que añadir que cierta gente usa en entornos digitales el nombre de otros autores y estafa a sus lectores al aprovecharse de su prestigio. Otras personas, repitiendo en el ámbito electrónico la contrafaçon de algunos impresores de la Edad Moderna, plagian directa o disimuladamente las obras de otros escritores, aunque el control de estas prácticas en las plataformas de autopublicación va siendo cada vez mayor.

En principio, cuando a los lectores les gusta un autor o un libro, poco les importa en realidad cómo o con quién se ha publicado; bueno, siempre y cuando no haya errores ortotipográficos o de formateo.

Al autopublicar suele haber libertad en los contenidos, de hecho algunos escritores recurren a la autopublicación porque a su editorial no les gustó cierto tema controvertido de su obra. No obstante, en cualquier momento, en virtud de sus términos y condiciones, las librerías online pueden ejercer su derecho a no vender una creación, por ejemplo, por su contenido o por su baja calidad de traducción.

¿Autopublicar es para ti?

Planteémonos si estamos dispuestos a pensar como un empresario y prácticamente acabar montando un negocio para sacar adelante el libro. De hecho, muchos usan el término authorpreneur para referirse a esta figura, que podríamos denominar en castellano emprendautor o autorónomo (filólogos, imploro vuestro perdón). Para autopublicar es un plus tener experiencia en la gestión empresarial. A algunos autores los orienta en este proceso su agente, reduciendo por ello su porcentaje de beneficios. Una cosa se muestra irrebatible: nadie como nosotros conoce tanto nuestro texto ni desea tanto su éxito (salvo quizá nuestros progenitores:).

Unos cuantos querréis probar, otros no y no pasa nada. Cada uno tiene su forma de ser, su experiencia y sus circunstancias. En ocasiones, es cuestión del enfoque o tema de la obra, a la que le vemos más posibilidades de llegar a la audiencia con el apoyo de una casa editorial o una revista. A veces será lo contrario, y la voluntad de compartir un tema de actualidad nos llevará a no poder esperar a que un tercero nos dé una oportunidad en unos meses. En cualquier caso, esta tesitura puede servir para que veamos que apostar mucho por algo no es fácil. Si nos cuesta desembolsar para nuestra creación, no debe de ser tan sencilla la situación de los agentes y editores que tienen que arriesgar por novatos.

Unos opinan que autopublicar debería ser una elección meditada y no una forma de evitar la etapa de envío a agentes o editoriales por mera impaciencia o como un atajo para acceder a la publicación tradicional, ya que las probabilidades de repesca son mínimas; tampoco habría que buscar resarcirse así del proceso de queries por testarudez u orgullo ("Les demostraré que se equivocaban con mi idea"). Otros defienden que en realidad no importa el esmero ni nuestros motivos, pues es tan legítimo publicar porque nos hace felices como que un músico actúe cuando y donde quiera o un productor haga de cualquier premisa una película. Eso sí, seamos siempre conscientes de cómo estamos autopublicando por lo que podría conllevar en cuanto a reviews o ventas y, por qué no, para la imagen de esta industria.

Si nos animamos a autopublicar, como máximos dirigentes de nuestro legado, resulta sensato que dejemos indicaciones sobre la gestión a nuestros allegados por si nos pasa algo inesperado, las musas no lo quieran.

Ah, claro, y si nos equivocamos en algo, podemos aprender para la próxima.

Por último, recordemos el apunte de David Gaughran:

The one activity guaranteed not to increase your sales is constantly checking your sales.

La única actividad que seguro no incrementa tus ventas es mirar constantemente tus cifras de ventas.

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