blog logo

Antes de crear la portada de un libro

Artículo publicado en 2016 y revisado en 2023

El refrán inglés Never judge a book by its cover se construye en imperativo para evitar que se haga lo que casi todo el mundo hace: fijarse en la cubierta del libro para decidir si darle una oportunidad. A veces estamos tan obcecados en unos estándares y géneros que nos perdemos textos que nos podrían gustar. Por tanto, salvo que los usuarios hayan leído ya algo del autor o tengan una recomendación de otra persona, la portada de un libro es el principio de todo (junto con el título). Injusto quizá, pero si no les gusta, no inspeccionarán la obra en la librería ni harán clic.

*En este artículo, como en los demás, se usarán cubierta y portada indistintamente aunque no son sinónimos: portada se refiere en origen a la página interior del libro impreso en la que figuran título, autor y lugar y año de impresión. Algunos creen que quizá en los ebooks debería llamarse de otra manera, aunque, claro, la gente usará los términos que le apetezcan; de momento la mayoría recurre a los mismos que para el papel.

Elementos de la portada de un libro

Ejemplo de cubierta o portada de un libroEl componente indispensable de una cubierta suele ser el título de la obra. En la mayoría va también el nombre del autor o autores (escritor + ilustrador, en las creaciones con bastantes dibujos) y una imagen. Cuando los textos son traducidos, a menudo se destaca el traductor. En la tapa se coloca a veces el editor o el encargado del prólogo cuando tiene prestigio. Si publica una editorial, usa su logo y, en ocasiones, explicita la colección de la que forma parte. Quienes autopublican pueden emplear también su propio nombre de marca (imprint name).

Además de otros elementos gráficos, también puede ir más texto en letra más pequeña (lo que hará probablemente que haya que ampliar la imagen), como la cita de una crítica (endorsement or blurb), un subtítulo o un tagline.

Crear la portada de un libro

Tengamos claro que el mundo físico y el virtual muchas veces no aceptan el mismo diseño y habrá que realizar dos cubiertas distintas al menos en parte. Tal vez pronto se aprovechen las posibilidades del formato digital de manera que, para los textos que las requieran, se hagan portadas animadas (gif) para las librerías electrónicas. Por ahora, sin embargo, son más anécdota o versión no oficial que realidad. Por cierto, lo común es hacer la misma cubierta para toda la edición, pero existe la opción de crear portadas únicas como estas, por marketing u otros motivos.

Encontraremos cubiertas en las que inspirarnos en bibliotecas, librerías físicas o digitales, como las the Book Cover Archive, o listas como las de The Casual Optimist, las mejores de 2016 para diseñadores en Literary Hub, tendencias en portadas para 2018 o el top 5 de diseñadores de cubiertas (2015). Igualmente podemos familiarizarnos con las diversas convenciones gracias a las explicaciones de Joel Friedlander en The Book Designer: otorgaba un distintivo para ficción y otro para no ficción (los ganadores podían colgarlos en sus webs) y describía muchas de las demás portadas recibidas señalando lo que él veía como aciertos o fallos.

No todo son imágenes referenciales: en el diseño de portadas hay alternativas y tendencias, como las cubiertas minimalistas o los estampados.

Como son conocidas, las obras clásicas pueden permitirse ciertas licencias. Por ejemplo, PRH publició diversos libros para niños (8-12) en cuyas portadas se representa una escena de la historia con imágenes pixeladas en 8 bits.

Pese a esta teoría de dar un toque especial a lo reconocible, es habitual que en diferentes portadas coincidan elementos, poses o directamente la misma imagen, así como ciertas culturas y territorios se asocian con determinados símbolos, como África y el paisaje con su acacia (*) o Asia y las flores, abanicos, dragones o mujeres misteriosas (*).

Contenidos de la portada de un libro

La cubierta ha de sugerir el tema del contenido y su género de una forma diferenciadora, clara y con la que el lector conecte emocionalmente. Uno puede sentirse engañado si lo que se le transmitía en la portada de un libro no es lo que se encuentra en el texto. Habrá que conocer el texto, el público y las convenciones, lo que funciona, para presentarlo de una manera propia. En ocasiones se crean distintas portadas para segmentos diversos (dual branding). También es un reto lograr que la cubierta sea perdurable en el tiempo, no dependiente en exceso de las modas.

Sus elementos deben ser un todo cohesionado, con una correcta distribución de ellos en el espacio. Si ha de destacar un apartado concreto, asegurémonos de que es aquello que pretendemos (la imagen, el título, el nombre del autor...). Asimismo, analicemos cómo se comportan la tipografía (cuántas y qué fuentes, tamaño, espacio entre letras, legibilidad) y los colores (contraste).

Imaginarse a los personajes a nuestra manera es uno de los principales atractivos de la lectura frente a otras artes, así que en principio evitaría mostrar una cara en la portada de un libro. Quizá por eso abundan las cubiertas con gente de espaldas. Ahora bien, hay géneros en los que los protagonistas aparecen con frecuencia en la portada (romance) o historias character-driven en las que lo natural es que un personaje presente el contenido. A medio camino está el personaje de los libros de Ella Martin, que muestra todo menos la parte superior de su cara. En caso de que consideremos que un rostro debe aparecer en la cubierta, recurramos a profesionales para sacar la fotografía o a los almacenes de imágenes, siempre con cuidado de que su reputación no pueda verse dañada (supuesto). Por cierto, cualquier gráfico se puede retocar, difuminar, cortar...

Encargar la portada de un libro a un profesional

Debería evitarse una cubierta amateur y el primer paso consiste en preguntarnos si somos capaces de hacerla nosotros. Lo más probable es que no, por lo que tendremos que contratar un especialista, a poder ser que haya hecho unas cuantas (y si son del género, mejor). Es esencial poder ver trabajos anteriores (portfolio) e ideal conseguir referencias. Algunos sitios (este, aquel) y profesionales ofrecen cubiertas prediseñadas (premade book covers), que son más baratas que las hechas a medida.

Aclaremos el presupuesto (hay que pagar) y el plazo. Además de enviarle la sinopsis (el libro entero no lo va a leer), le explicaremos al trabajador el tono, nuestro lector tipo y nuestra intención, indicándole cuál creemos que debería ser el elemento, acción o personaje destacado; bien si podemos pasarle un boceto, pero tampoco pretendamos hacer su trabajo. Podemos mostrarle al profesional otras cubiertas que nos hayan gustado y comentarle qué cosas no queremos. Si se trata de una serie y el encargado no ha elaborado las anteriores portadas, mandémoselas para que continúe el mismo patrón. Algunos autores recurren a un mismo símbolo en libros diferentes e independientes, su sello personal. En cualquier caso, confiemos en su criterio y capacidad. Tranquilidad si no nos gusta su primera versión: con un pequeño cambio pueden transmitir lo que pretendemos.

Hemos de buscar un equilibrio entre que nos agrade la cubierta y las indicaciones del diseñador. Si dudamos entre varias, podemos preguntar en nuestra plataforma o redes sociales qué opinan nuestros seguidores. Podríamos subir las imágenes a un post o red social y preguntar sin más; también está la opción de crear un breve cuestionario en una web que permita subir imágenes en las preguntas; o bien, cuando se ha gestionado la contratación del profesional a través de ciertos sitios web, es posible usar la herramienta de encuestas para esto.

A continuación un ejemplo de cómo despertar expectación por una portada:

Requisitos de la cubierta de un libro

Con respecto a las proporciones, la portada de un libro electrónico tiene más o menos las mismas dimensiones que las de uno impreso, aunque técnicamente no tendría por qué. El ratio suele rondar el 1:1,6. ¿Cómo se calcula el ratio? Reduzcamos la medida mínima a la unidad y dividamos la mayor entre el mismo número: si nuestra portada posee 1.400 px de ancho por 2.100 px de alto su ratio es 1:1,5.

Si pega con el género, estaría bien que el título y el nombre del autor fueran legibles en miniatura (thumbnail), es decir, que su alto no exceda los 200 píxeles. En algunas plataformas las imágenes se empequeñecen a veces hasta rondar 100 píxeles de altura.

Tipos de portada de un libro

Hay que distinguir varias clases de imagen de portada según su relación con el resto del contenido:

En función de cómo representa al libro, las portadas pueden ser:

Cuando antes de la publicación del libro se publicita su portada en medios sociales, estamos ante una cover reveal.

Los derechos de autor de la portada de un libro

En la cubierta (¡y en todo el libro!:), usemos imágenes en dominio público o cuyos derechos poseemos. No solo debemos tener los derechos de quien haya elaborado la imagen, sino de los elementos que en ella aparecen, como las personas o monumentos.

Las imágenes sacadas de un almacén digital conviene modificarlas por si alguien más las adquiere. Hemos de atender a las condiciones de la licencia estándar, ya que acostumbran a ser válidas para un número de copias (cientos de miles), en ciertos lugares (¿impresión?) y junto a determinados contenidos (restricción si hay material que consideren ofensivo).

Si la cubierta es resultado de un encargo laboral (work for hire), somos los titulares de sus derechos de autor a no ser que pactemos otra cosa con su creador. Podemos hablar con el profesional para saber cómo quiere aparecer en los créditos y permitir que la utilice en su portfolio. Cuando se emplean imágenes que no ha creado el diseñador, averigüemos sus condiciones de uso y si las cumplimos.

Enlace de interés:

No quedan más posts por sugerir.