Cómo publicar con una editorial: contexto y proceso
Artículo publicado en 2016 y revisado en 2023
Antes de seleccionar un método (como publicar con una editorial), sería sensato informarse sobre las principales formas de publicación y considerar nuestros objetivos y expectativas.
El fundamento de una editorial
Las editoriales son un filtro por el que pasan únicamente aquellos proyectos en los que ven mejor relación riesgo-beneficio para el público al que se dirigen, porque tienen una línea editorial y son un negocio, no mecenas (aunque no siempre salgan las cuentas).
Una respuesta negativa significa que creen que el manuscrito no encaja o no les será rentable y no apostarán por él. Con algunos productos aciertan y con otros no. Los libros que mejor venden compensan las pérdidas, equilibran el balance.
Varios escritores hoy de éxito fueron rechazados en su momento por una docena de editores; algunos recibieron un no de todos los que contactaron así que lo intentaron solos (autopublicaron).
Tipos de editoriales
Entre las entidades que pertenecen a la publicación tradicional (publishing houses), podemos distinguir las grandes casas (traditional, trade or commercial publishers) y las modestas (small presses or indie publishing), estas acostumbran a estar centradas en un género y muchas veces no requieren un agente para intermediar. Algunas de las pequeñas son editoriales semillero: publican a autores noveles o con dos libros, su reto es todavía más difícil; a menudo una editorial mayor reedita las obras.
Además, hay compañías que elaboran libros de texto así como sellos de las universidades (university or scholarly presses) que suelen admitir escritos y publicaciones periódicas con frecuencia sin pensar (tanto) en el número de ejemplares que se venderán.
Existen otros modelos que responden a su entorno particular, como las editoriales cartonera en Latinoamérica. Por su parte, algunas bibliotecas han actuado como centro de servicios editoriales para universidades (library-led projects).
En esta era digital, cada vez más editoriales aprovechan la posibilidad de estar cerca de sus lectores, por ejemplo, ofrecen contenido exclusivo, piezas audiovisuales de los propios creadores (como entrevistas, presentaciones, lecturas y análisis), sitios especializados para un género o permiten comunicarse con el escritor mediante vídeos.
Algunas editoriales están creando plataformas para vender directamente al cliente, por ejemplo "volviendo al origen" con una librería dedicada a su catálogo. Ahora bien, la mayoría de los lectores no se fija en quién publica para buscar más libros de ese sello; como mucho habrá interés por las obras de la misma colección. En general, los usuarios navegan por librerías (físicas y virtuales) y descubren de otras maneras, con lealtad a autores y géneros más que a publicadores.
La editorial y el escritor
Una editorial tradicional apuesta por el texto de un escritor, sin que este gaste nada. El manuscrito sufrirá algunos cambios de manera que concuerde con la imagen de la compañía e interese a su audiencia.
En el contrato, el autor cede algunos derechos patrimoniales a la editorial para publicar exclusivamente o no el documento de tal manera (impreso, electrónico, audiolibro, aplicación), durante determinado tiempo y para un territorio e idiomas concretos. Parece recomendable consultar ese acuerdo escrito con un abogado especializado si no se tiene agente. Habitualmente con la firma del contrato se paga un adelanto en concepto de las regalías de cierto número de ejemplares y que, aunque no se vendan, no habrá que devolver a menos que incumplamos el contrato.
>> Qué es un contrato de edición y dónde poner especial atención
>> Los cargos por cancelación de contrato suelen ser mala señal [EN]
>> La relación del autor con su editor
>> ¿Cuánto tardan las editoriales en publicar un libro?
Durante la negociación con la editorial deberíamos reparar en si están realmente entusiasmados con el texto, si existe la remota posibilidad de que esperen a nuestro visto bueno de la maquetación, la tirada prevista, su calendario de venta, la distribución, el plan de promoción (su colocación), quién organizará y costeará los posibles eventos, el porcentaje para nosotros en cada unidad (lo más común ronda el 10 %) o cuántos ejemplares nos darán o rebajarán para nuestros conocidos.
Por qué (no) publicar con una editorial
Cada empresa nos dará unas condiciones diferentes, pero no deberíamos esperar un marketing de bestseller, porque normalmente no será de esta forma, así que asumamos en este instante que deberemos poner también de nuestra parte para mostrar al mundo que hemos confeccionado un libro.
Un sello editorial sí nos puede dar algo que a lo mejor la autopublicación u otras modalidades no. La casa editorial afronta toda la inversión, diseño, prestigio, un hueco en ciertas tiendas físicas (mayor exposición), mejor calidad de impresión o conocimiento del mercado y experiencia en el sector. Asegurémonos de que realmente hagan algo que no lograríamos por nosotros mismos (otro público, cierta habilidad que se nos escapa) y que se ganen su parte en los beneficios.
Debemos tener claro que el proceso hasta que el libro esté disponible se puede prolongar meses y meses. Ah, y, aunque no es frecuente, firmar y recibir un anticipo realmente no garantiza que se vaya a publicar el libro. En este sentido, se podría determinar en el contrato una fecha límite para la publicación.
En cuanto a cifras, los informes de venta se reciben cada semestre o año. Muchos autores no venden como se había calculado y por tanto el autor no recibe más dinero después del adelanto. Si una primera obra no ha dado buen resultado, lógicamente lo tendrán en cuenta al valorar si editar el segundo texto de ese autor.
Presentar un manuscrito a una editorial
Todos los editores quieren encontrar nuevos manuscritos que apoyar, ya que de eso viven y se supone que les gusta. Para ahorrar tiempo, sobre todo en ficción, los responsables de esta área en las mayores editoriales suelen dar prioridad a los textos avalados por agentes literarios o por otros autores y a proyectos que han funcionado en otros países. Se deduce, pues, que los particulares gozan de muy pocas oportunidades por su cuenta. Cuando sea demasiado fácil, sospecha: cuidado con las editoriales que no lo son.
Los concursos literarios son otro medio de entrada a publicar con una editorial. Entre otros consejos, lee las bases conociendo tus derechos de autor.
Actualmente algunas compañías y profesionales también están pendientes de los libros autopublicados que dan buen resultado, de nuevos talentos que publican por ejemplo en las comunidades de lectura y escritura, de estrellas de Youtube y de personalidades en varios campos, sobre todo el deporte y la política (especialmente si son candidatos).
Para que antes de su publicación quede constancia de que la idea es nuestra puede registrarse. Además, hay quien pide que se firme un acuerdo de confidencialidad (non-disclosure agreement > NDA) como este.
Buscar editorial
Si un agente no nos representa, debemos actuar como él e intentar conocer el mercado editorial de la lengua del libro y país para saber qué compañías encajan más con el perfil de la obra. Se puede realizar una búsqueda de editoriales de España en la base de datos del ministerio que corresponda en ese momento, acceder a listas según su tema en el directorio de la Federación de Gremios de Editores (FGE) o mirar este hilo de editoriales notables pero no gigantes. En cuanto a los editores en Latinoamérica, existen webs similares que ofrecen esta información, como las cámaras del libro. Por si queremos tener una idea de su lugar a nivel geográfico, se puede preguntar a buscadores las editoriales más grandes del mundo, de cierto continente o de un país específico.
>> Dilema para escritores: ¿una editorial grande o pequeña?
En librerías cercanas y en Internet, se pueden analizar aspectos de una editorial como la línea que sigue su catálogo, el cuidado que pone en la edición de sus textos, la distribución de sus obras o la promoción que dan a sus libros.
Presentar el libro a la editorial
Una vez identificadas aquellas editoriales más adecuadas a las que les podría interesar nuestro escrito, habría que enterarse navegando por sus sitios web o mediante contacto telefónico de los requisitos de presentación de las solicitudes (submission guidelines), como por ejemplo si prefieren el envío por correo electrónico. Tengamos en cuenta que algunas compañías directamente no aceptan trabajos y otras solo permiten material de autores con agente literario. Por diversos motivos, en ningún caso debería enviarse una idea al mismo tiempo a agentes y a editoriales.
La carta de presentación (query letter) debe explicar en una carilla de qué va el libro sin desvelar el final, por qué los elegimos concretamente a ellos para publicarlo y qué nos hace la persona indicada para escribirlo o haberlo escrito (es posible que ya tengamos lectores). Normalmente a estos cinco o seis párrafos debe acompañarlos una propuesta editorial, compuesta por los elementos que señalen las directrices de solicitud. Si nos piden las primeras páginas de la obra, parece sensato que las revise antes un corrector. Para las ideas de no ficción, se denomina book proposal al plan de negocio para el libro que se plantea escribir con el respaldo de la editorial o que ya se ha escrito por completo (en cuyo caso podrán evaluar el producto entero y entenderlo mejor).
Si la sinopsis o la parte del texto mandado les ha llamado la atención, pedirán más (aclaremos en la propuesta cuánto está escrito). De media, tardan en responder unas cuantas semanas (cuando contestan). A menudo no llegan a leer el manuscrito.
Gracias por su manuscrito
Lo común es que un autor sea rechazado varias veces antes de que encuentre un editor interesado.
>> El montón sin leer o slush pile
Una negativa (rejection) no implica necesariamente nada, aunque duele. La solicitud puede carecer de atractivo, el texto tal vez no es lo que publica esa editorial, se trata de un momento inadecuado comercialmente para esa idea (ya tienen un libro de ese perfil, por ejemplo) o, quizá lo más probable, hay un problema en el manuscrito. En ocasiones nuestro texto se puede mejorar, así que hagámoslo, si bien en algunos casos sencillamente esa idea no vale, pero puede que las siguientes que se nos ocurran sí.
I saved most of my pre-first novel rejection letters (we got letters back then!) and laminated them together. I unroll them to show kids at school visits. #ShareYourRejections pic.twitter.com/Wtk4UynvuE
— Shannon Hale (@haleshannon) August 16, 2018
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