Aspectos prácticos al escribir
Artículo publicado en 2017 y revisado en 2023
Además de saber expresar de manera eficiente los contenidos de nuestra mente, existen ciertas nociones técnicas que podemos aprender sobre cómo escribir un libro.
Escribir en papel
En primer lugar, escribir a mano o a máquina puede ser mejor porque pensamos más cada palabra, intentamos tomar decisiones ya y no dejarlas para después, lo cual es lento pero más consistente. Los cambios son engorrosos y el espacio suele escasear. Al final se acaba con un cuaderno repleto de tachones. En cualquier caso, sepamos que los bolígrafos inteligentes (smartpens) guardan una copia digital de aquello que tracemos sobre papel.
Escribir en un archivo informático
Si decidimos usar un ordenador, podemos cuidar nuestra salud siguiendo los consejos sobre distancias, posturas (stop T-rexing!) y periféricos. Existen objetos útiles de nombre simpático como el dónut de muñeca.
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— Europa Press (@europapress) April 7, 2018
En cuanto a dónde se almacena lo escrito, hay procesadores de texto específicos para autores que trabajan en el ordenador como Scrivener, programas genéricos como Open Writer, Pages, Word o Libre Office y otros en línea tal que Google Docs. Muchos valen para la escritura colaborativa. Se han creado aplicaciones para escribir específicamente en tabletas y móviles y fórmulas para acceder en línea a múltiples borradores.
Por otro lado, si deseamos plasmar las ideas sin emplear un teclado, tenemos a nuestro alcance diversas herramientas (dentro de Google Docs, por ejemplo) y programas de reconocimiento de voz.
- Funciones rápidas en Mac
- Principales atajos de teclado en Word para Windows
- Salto de página: Control+Intro
- Ortografía: F7
- Sinónimos: Shift+F7
- Maximizar ventana o volver al tamaño anterior: Alt+F10
- Minimizar ventana: Alt+Espacio+N
- Guardar: Alt+Shift+F12
- Guardar como: F12
En el caso de los textos offline, recordemos guardar el documento cada pocos minutos (nuestro mejor amigo será el atajo de teclado para ello). Una forma de recordar periódicamente este paso sería darle a guardar cada vez que miremos qué hora es. Es posible que alguna vez se vaya la electricidad o que en cualquier momento los aparatos se estropeen, por lo que de vez en cuando conviene hacer una copia del archivo en otro dispositivo, como un pen drive, o en la nube.
Si hemos perdido alguna idea al copiar/cortar y pegar, disponemos de varias maneras para recuperar esos párrafos, incluso hay programas especiales para ello.
Cuando queremos insertar caracteres especiales (como el guion largo para los diálogos) hay una manera universal en cada sistema operativo o lenguaje. En Windows, por ejemplo, hay que pulsar ALT y el correspondiente código de cifras desde el bloque numérico (y se puede hacer incluso si nuestro pequeño ordenador carece de Bloq. Num.).
Si no lo vamos a presentar a una editorial tradicional, no nos preocupemos por blancos entre párrafos (ni tabulaciones ni más de dos intros), sangrías, centrar títulos, insertar gráficos o los pies de página, porque se borrarán esas indicaciones al convertirlo en ebook (a no ser que se vayan a importar los estilos de Word a InDesign) o ya se maquetará como debe cuando se prepara el libro impreso.
En la etapa de escribir, simplemente plasmemos el contenido, señalemos sus negritas o cursivas y como mucho dejemos una indicación tal que [IMAGEN 1]. Por cierto, aunque en esta etapa probablemente no haga falta usarlos, existen comandos para reemplazar unas palabras por otras o para eliminar espacios sobrantes en apenas unos clics sin tener que hacerlo a mano, se llaman expresiones regulares (quién lo hubiera sabido antes, eh).
Organizar la escritura
Para concentrarnos y organizarnos, podemos alejar Internet, poner un amistoso aviso en la puerta para que no molesten, cerrarla y dejar el móvil en otro cuarto o sin sonido.
- Ritmo: fijándose o no un número de palabras en cierto tiempo. Hay autores que recomiendan redactar al menos un poco todos los días.
- Método: usando o no un esquema previo (outline). Si lo utilizamos seremos plotter, si no pantser.
- Orden: esbozar primero el principio, el medio o el final.
- Ritual: ciertos horarios, determinados lugares.
- Herramientas:
- Que se muestren los cambios del documento. Por ejemplo, en la pestaña Revisar de las versiones de Word más recientes se puede realizar un seguimiento de las modificaciones y también comparar el contenido de dos archivos.
- Diseñar la estructura usando aplicaciones para ello.
- Crear parrillas para las tramas.
- Recurrir a una rueda de argumentos personalizada para momentos de bloqueo.
- Llevar un kanban personal: colocar las tareas en post-it sobre un corcho o pizarra, en su correspondiente columna de "por hacer", "haciendo" (work in progress), "hecho".
- Emplear diccionarios en papel o en línea (por ejemplo, uno de sinónimos y antónimos).
Lo importante es que nos veamos con ánimo y lo suficientemente despejados, porque tampoco es cuestión de que le acabemos teniendo manía a la producción literaria ni que resulten cientos de piezas que ni nos gustan por haberlas hecho después de jornadas laborales y personales extenuantes. Cada vez que decidamos escribir, podemos ponernos un objetivo: "hoy quiero terminar tal escena".
¿Sabes ese detallito que se te acaba de ocurrir para poner en el libro? Se te va a olvidar. En serio. Debes apuntarlo. Tengamos siempre a mano algo cómodamente transportable como una libretita y añadamos un complemento inseparable como un bolígrafo. También podríamos emplear una aplicación para escribir notas, como las que vienen por defecto en nuestros móviles o Evernote. En las anotaciones intentemos ser lo más explicativos posible: ahora entendemos perfectamente esas cuatro palabras, pero dentro de seis días, cuando las releamos, a lo mejor no.
Y, tengamos presente, escribamos a mano u ordenador, hay otros importantes aspectos que considerar en lo relativo a la salud: el tiempo de sueño, la alimentación y el ejercicio.
Enlace de interés:
- Lost ideas (viñetas)