La opción de registrar cualquier creación
Artículo publicado en 2015 y revisado en 2023
En los Estados que han firmado el Convenio de Berna, al plasmar en un soporte tangible (papel, archivo informático) la expresión original de una idea, su autor o autores adquieren una serie de derechos morales y económicos que se reservan de manera automática, esto es, se aplica por defecto la licencia de uso más restrictiva (copyright).
Así, los derechos de autor sobre un texto se le asignan al escritor en cuanto traza las palabras en un folio o documento digital. No hace falta registrar un libro para obtener ningún derecho.
Por qué registrar un libro
La inscripción de cualquier obra creativa en un registro de propiedad intelectual, público o privado, es opcional.
Hay dos fines por los que se registra un texto:
- Que haya una lista pública, de forma que cualquiera pueda consultar quién posee los derechos de tal creación y su licencia de uso.
- Proporcionar una prueba de que el titular inscribió los derechos en un momento determinado, lo cual podría resultar útil en un litigio. Por este motivo, suele recomendarse esta acción antes de presentarle la obra a un agente, editorial o concurso, así como con anterioridad a su autopublicación.
Tipos de registros de contenidos
Para el registro público, en cada país hay un determinado organismo. En España, lo lleva el Registro de la Propiedad Intelectual, con oficinas provinciales o regionales (varía según la comunidad autónoma). Se puede solicitar en persona o por vía telemática mediante firma electrónica reconocida, previo pago de una tasa que oscila entre los 10 y 15 euros. Si bien hay que indicar la identidad del titular, es posible utilizar a mayores un seudónimo. De la publicidad de los asientos registrales o expedientes se encarga el Registro Central.
También existen registros de contenidos no públicos como Safe Creative, que operan en el entorno digital, global y con ciertos servicios gratuitos.
Los datos en la propia obra
Para los archivos digitales, es posible el uso de la tecnología blockchain. Su variación para publicaciones, Mediachain, permite que en los metadatos se incluya información sobre la creación de la obra, como la autoría o la fecha, aunque después haya transformaciones.